Vietnam II, buscando la calma en el país del caos.

Después de dejar atrás Myanmar volvimos a Vietnam, tomamos un vuelo desde Yangón(previo autobús saliendo de Inle de 12 horas de viaje) a Da Nang con escala en Ho Chi Minh city, harto tiempo para recorrer los 1940 kilómetros.

Algo que nos dejó impresionados en Myanmar es la cantidad de tiempo que tienes que invertir en distancias realmente no muy largas, pero luego llegó Vietnam y le dijo quítate.

Pero, ¿Porqué volvimos a Vientam?

Cuando salimos de México tuvimos que planificar parcialmente algunos viajes y comprar vuelos porque los visados nos solicitaban fechas de entrada/salida (principalmente el de China), entonces antes de haber hecho todas las investigaciones necesarias habíamos comprado el boleto de entrada a Vietnam desde Laos para el 5 de Marzo. Hasta ahí todo normal, porque tenía mucho sentido en nuestra ruta hacer este vuelo, pero entonces nos dimos cuenta que el festival de linternas de luna llena en Hoi An se celebraría el 30 de Marzo, así que nuestras opciones eran, pasar 25 días corridos en Vietnam y estar para esa fecha en Hoi An o hacer el recorrido en Vietnam parcialmente divididos por Myanmar, como habrás leído, tomamos la segunda opción, lo que significó bastante desmadre en nuestro viaje, pero realmente queríamos ir a este festival… esperanzados con que valiera la pena.

La geografía de la zona te ofrece tres lugares en el centro de Vietnam que se deben visitar: Hue, Da Nang y Hoi An, estábamos un poco apretados de tiempo para llegar al festival de luna llena, así que tomamos una decisión poco común en nosotros y nos aventuramos a conocer Hue en un «day tour» de esos donde viaja mucha gente subida en un camión y un guía te va llevando de la mano a conocer los lugares más importantes de la ciudad. No es algo que nos encante, pero por esta ocasión era justo lo que necesitábamos.

Llegamos a Da Nang en la noche, así que no tuvimos tiempo de salir a conocer nada, solo hicimos check-in en nuestro hostal y salimos a cenar, con esas dos simples acciones nos bastó para darnos cuenta que esta ciudad era muy diferente a lo que habíamos visto en el norte de Vietnam, la gente era muchísimo más amable y el recorrido en el autobús que tomamos para llegar al hostal nos dejó ver una ciudad muy moderna y bonita, el tiempo por esa noche terminó, pero aún tendríamos tiempo después para dar una vuelta para darnos una idea de qué es Da Nang.

Huế

Un casi autobús llegó a recogernos por la mañana muy cerca de nuestro hostal para comenzar nuestra aventura, los asientos eran muy pequeños y yo agradecí que no se tratara de uno de esos trayectos enormes que realizamos en este viaje, pasamos una media hora recogiendo gente en diferentes hospedajes y al final nos dirigimos a Hue, después de una pequeña parada para ver la playa llegamos a la ciudad donde realizamos tres paradas que vale la pena contar.

Hue es una ciudad que fue capital del imperio de la dinastía Nguyễn a partir del siglo XVII y que con el tiempo se convirtió en la capital de Vietnam hasta 1945 cuando los emperadores dieron lugar al régimen comunista en aquel país.

Tumba Imperial de Khai Dinh

En los emperadores del Asia antiguo había una fascinación por ser sepultados en majestuosos sitios para poder ser recordados eternamente, aunque esto significara aumentar un 30 % los impuestos del pueblo para ver realizados sus egocéntricos sueños, como sucedió con este proyecto. Entre 1920 y 1931 se construyó éste lugar que serviría de descanso eterno al emperador  Khai Dinh.

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El mausoleo se compone de tres niveles donde tienes que ir pasando por escaleras para llegar a la sala donde se encuentra la tumba, en uno de los descansos de las escaleras se encuentran estatuas de lo que fuera la guardia del emperador que ahora se encuentra resguardando el paso a su última morada.

El último nivel, un pequeño palacio mira hacia abajo a la ciudad, es ahí donde se encuentra el sarcófago imperial. Su interior parece extraído de un sueño, la arquitectura se distingue del resto de lo que habíamos visitado en Asia y su adornado interior lleno de cerámica y vidrio de colores forma mosaicos que juegan con la luz que entra a la sala, el sarcófago está coronado con una estatua del emperador que murió a los cuarenta años y nunca vio su obra terminada.

sarcofago

Salimos del mausoleo maravillados, realmente es un sitio para recordar.

Nuestra siguiente parada fue la pagoda Thien Mu, una pagoda icónica cuya construcción termino a inicios del siglo XVII, su forma octagonal la hace diferente a las demás que existen en Vietnam, además está enclavada en lo alto de una colina desde donde se puede ver el río perfume.

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Nuestra tercera parada fue la ANTIGUA CIUDADELA 

La ciudad imperial de Hue fue el centro de gobierno de los emperadores de la dinastía Nguyen, desde 1802 hasta 1945, desafortunadamente en la guerra una serie de bombardeos destruyeron gran parte de esta ciudad prohibida (se llama así porque los ciudadanos comunes tenían prohibida su entrada), aunque ahora labores de reconstrucción se están llevando a cabo para regresarle su esplendor original.

Este enorme complejo de palacios en reconstrucción se presta para ser visitada por horas, si cuentas con el tiempo y la voluntad.

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Nuestra rápida visita a Hue nos dejó un buen sabor de boca y ganas de habernos quedado un poco más de tiempo en esta ciudad, pero lo mejor estaba por venir.

Da Nang

De vuelta en la ciudad de Da Nang fuimos a dar una vuelta al famoso puente de dragón que convenientemente estaba ubicado a unos cinco minutos a pie de nuestro Hostal, el primer vistazo a la orilla del río, nos dejó ver una ciudad increíble, no parecíamos estar en Vietnam, el puente en sí era impresionante, pero los edificios iluminados, el río reflejando la iluminación del corredor comercial y a lo lejos, la vista de una rueda de la fortuna daban a esta pequeña ciudad la impresión de ser una Singapur a escala salvando  por supuesto las distancias.

Caminamos a lo largo del puente viendo como las motos y coches pasaban por este majestuoso monstruo de 666 (Seguro no es coincidencia) metros de largo que en fines de semana  a las nueve de la noche echa fuego por la boca, la iluminación del dragón va cambiando de color cada poco tiempo, por lo que lo puedes ver, azul, blanco, verde o amarillo.

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Al otro lado del río Han cenamos y de vuelta un niño de unos doce años nos encontró y nos hizo la conversación, ya que estaba esperando a su madre, en un inglés muy avanzado nos contó que había perfeccionado la tele transportación, además de decirnos que él habla con fantasmas y extra-terrestres, por muy interesante que se estaba tornando su narración tuvimos que volver por el puente, ya me imagino que en unos años aquel niño se convertirá en un Isaac Asimov vietnamita.

A la siguiente mañana nos fuimos a Hoi An, la razón principal de esta vuelta a Vietnam.

Esta parte del viaje se llama UN OASIS EN EL DESIERTO

Cuando el calendario lunar marca el día catorce de cada mes se celebran dos cosas muy importantes para el budismo, la primera es el nacimiento de Buda y la segunda su iluminación, ese día las orillas del río Thu Bon se iluminan con la luz de la luna y de las linternas, toda la zona es cerrada al tráfico vehicular y a partir de las 6 pm las luces que no sean provenientes de estas linternas se apagan dando lugar a un espectaculo que te hace pensar que el tiempo se detuvo.

portada

Sí, es cierto, hay muchos turistas, pero debo decir que a mi parecer, los locales no han pervertido sus tradiciones, preparan ofrendas para atraer buena fortuna en sus negocios y aprovechan este día para divertirse realizando espectáculos en la calle y cantando bajo la luz de la luna, me pareció muy auténtico.

Nos subimos en una pequeña embarcación para depositar las velas que nos cumplirían un deseo y ver todas esas linternas de más cerca justo cuando la luz del día se estaba yendo.

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Los reflejos en el agua son hipnóticos, y la idea romántica de pensar que depositar esas velas en el agua te cumplirá un deseo hace irresistible el recorrido de veinte minutos en ese pequeño bote. Al salir de ahí sientes casi la responsabilidad de cumplir tu deseo para no fallarle a ese mágico momento.

Las calles de Hoi An a oscuras y sin ruido de motores te hacen sentir como si la ciudad se encontrara en un estado de meditación, y todos sus habitantes felices de estar ahí, hacen que nuestros ojos disfruten aún más el recorrido a pie. Juegan ajedrez chino, cantan improvisadamente en las calles, se juntan con otros vecinos que sacan instrumentos musicales para amenizar la velada, y algunos negocios queman billetes falsos para asegurar la prosperidad, por un par de horas nos sumergimos en un estado de contemplación casi letárgico cuando de pronto, en nuestra caminata nos salimos de la zona central y llegamos a una calle con motores fue como un despertar , un fuerte zumbido que nos dijo,

«Sí, sigo siendo Vietnam, disfruten esta pausa del ruido en su camino, se la merecen»

Y eso hicimos, volvimos a sumergirnos en la tiniebla de sueños y deseos que nos envolvió hasta que termino ese mágico trance horas después.

Volvimos al hotel, y al siguiente día nos dedicamos a disfrutar las sensaciones de la noche anterior, a disfrutar la calma que podíamos vivir por lo menos en este pueblo y con una habitación que contaba con televisión, así que aprovechamos para descansar y ver videos en Youtube. De vez en cuando en un viaje tan largo se agradece una pausa, al final después de todo el camino y los cambios en nuestro itinerario, nuestra apuesta por el festival de linternas había sido bien recompensada.

Esta parte del viaje se llama YA ESTOY HASTA LA MADRE DE VIAJAR

Antes de hacer la maleta para salir de Hoi An mi espíritu soltó de lo más profundo de mi ser un:

Ya estoy hasta la madre de viajar.

No me malinterpreten, no es que ya quisiera dejar de conocer lugares nuevos, es que literalmente, lo que no quería era seguir viajando… ¡qué envidia le tenía a ese niño de Da Nang que sabía teletransportarse!

Y como normalmente pasó en este viaje mis palabras tuvieron consecuencias y el camino a Ho Chi Minh City (Saigon) fue un calvario de 24 horas.

Lo que representó una hora en avión desde Saigon hasta Da Nang, ahora tendríamos que recorrerlo en un autobús mágico musical con cama que tardaría 20 horas en llevarnos al destino final, o al menos eso pensábamos.

Nuestro hotel en Hoi An tenía una pequeña agencia de viajes (o tal vez era una pequeña agencia de viajes que tenía unos cuartos en renta) , en donde reservamos el autobús, por azar del destino llegamos a los comentarios de Trip Advisor acerca de este servicio y nos encontramos con algo realmente espantoso, que después vivimos en carne propia.

El viaje se compuso de dos partes, la primera fue la parte menos mala en la que nos subimos a un autobús con «asientos/cama» realmente pequeños como para que una persona de mi tamaño pueda encontrar un mínimo de comodidad, pero que al fin de cuentas nos llevó a bastante buen ritmo hasta la ciudad de Nha Trang, el problema vino cuando sin decirnos nada desalojaron el autobús y nos dejaron en un pequeño local que hacía las veces de centro logístico de autobuses, el problema es que no querian hablar  hablaban inglés y estábamos lejísimos de Ho Chi Minh city. Eran las cinco de la mañana y en algún punto alguien entendió que nuestro autobús saldría a las 7 AM, entonces bueno, teníamos dos horas para desayunar, no estaba tan mal; de repente, a eso de las 6 vino una pequeña camioneta y su conductor nos solicitó los recibos de pago, al ver los nuestros nos pidió abordarla y nos llevó a otro lugar donde había un autobús estacionado; dentro de aquel autobús estaba el chófer dormido; después de despertarlo abrúptamente, señalando los números de su celular nos dio a entender que a las ocho de la mañana saldríamos de ahí, pero por supuesto no nos abrió las puertas y siguió durmiendo.

Como a las 8:40 de la mañana comenzaron a llegar más personas a esperar ese autobús, ya para este punto estábamos bastante desesperados y solo queríamos irnos, para no hacer más larga la crónica diré que cuando abrieron las puertas los encargados pretendían que esperáramos hasta el final del abordaje y nos quedáramos con los lugares sobrantes y si no sobraban usáramos el pasillo, con lo que Sandy ya no pudo más y armó la revolución. Después de un intercambio de opiniones con el encargado y con nuestros poderes de persuasión afinados en modo #AQUETEROMPOLACABEZA nuestras peticiones fueron atendidas y nos dejaron pasar… asunto solucionado (y sin soltar ni un golpe), solo nos faltaban otras nueve horas para llegar a nuestro objetivo.

Subimos al autobús en Hoi an a las 6 PM y bajamos en Saigón a las 6:20 PM del siguiente día, en una sola pieza, aunque sé que una parte de mi fe en la humanidad se murió en ese autobús.

Ho Chi Minh city (Saigon)

Otra parte de mi fe en la humanidad se murió al día siguiente cuando visitamos el museo de los vestigios de guerra.

En nuestro único día en Saigon, nos dimos una vuelta por la que fuera la capital de Vietnam en el sur en las épocas de guerra, esta ciudad tiene una fuerte influencia francesa en su arquitectura como pudimos comprobar al ver su Catedral de Notre Dame y su ayuntamiento.

notredame

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La parte más impactante fue sin duda la visita al museo de vestigios de guerra. Siempre tengo un poco de resistencia a ir a este tipo de lugares, no es porque niegue la existencia de las guerras y la estupidez humana, es que, me cuesta mucho observar su como la «humanidad» se pierde en conflictos inverosímiles guiados por sus gobernantes y cómo humanos matan a otros humanos que nunca han visto sólo porque se los ordena gente que solo vela por sus propios intereses… verlo con evidencia gráfica me resulta doloroso.

Una foto en particular me impactó, tenía la leyenda explicada por el fotógrafo quién dijo que los soldados estaban a punto de disparar a una familia cuando él iba pasando al ver la escena, les solicitó tomar una foto antes de que los ejecutaran y estos accedieron. El terror en la cara de la familia es algo que ni el más genial escritor podría describir, sin embargo el miembro más pequeño, un bebé de aproximadamente un año tenía su mirada completamente inocente, sin enterarse de lo que estaba apunto de pasar. La crónica del fotógrafo sigue cuando les agradece a los soldados, da media vuelta y escucha los disparos por su espalda sin tener el valor de voltear a ver a la acribillada familia. Me imagino que el trabajo de los fotógrafos de guerra es desgarrador, yo ni siquiera pude tomar una foto a su foto.

Vietnam es un país que ha sufrido mucho por guerras, por eso tiene un carácter tan férreo, tan inconquistable, tan propio; es un país bello, de contrastes y de luz y sombra, las enseñanzas fueron completamente distintas a las del resto de nuestra aventura en Asia, no importa cuántas veces sus ciudades se redujeron a ruinas, sus familias fueron masacradas, sus religiones oprimidas, sus ideales políticos censurados, no importa cuántas veces les quisieron robar su identidad, los vietnamitas salen adelante, orgullosos de ser quienes son.

El viaje en Vietnam había terminado, nos íbamos a Camboya, el reloj de nuestro viaje comenzaba a llegar a sus últimas horas.

Chris.

PD. Ya llegamos a México, ya puedo escribir desde mi Lap… ¡cuánto extrañaba un teclado!

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