Laos es un país que se encuentra ubicado entre Myanmar y Vietnam, al sur de China y no cuenta con contacto marino, pero su geografía está llena de ríos y un clima tropical.
La información que nos llega en la vida cotidiana de este país es realmente poca o ninguna, nosotros decidimos seguir los consejos de otros viajeros y visitar tres ciudades: Vientiane, Vang Vieng y Luang Prabang con pocas expectativas, pero muchas ganas.
Vientiane
Al llegar a la capital del país nos recibieron unos 30 grados centígrados que agradecimos después de tanto tiempo sumergidos en el frío. Era, como dijo Sandy, como sentirse de vacaciones en este viaje, ya que nuestros deseos de conocer todo y aprender nos habían dejado muy poco tiempo para descansar.
En Laos la moneda es el kip y 8333 kips son un dólar, el precio de las cosas en general había bajado significativamente y su cerveza nacional la Laobeer es de gran calidad. Digamos que el país nos consintió de inicio a fin.
El primer día como si realmente fueran unas vacaciones lo que hicimos fue, tomar una siesta, comer, ver el atardecer e ir a tomar cervezas. Con el gusto del clima y los precios decidimos que merecíamos este dorado descanso.
Nuestro itinerario del siguiente día fue mucho más completo.Teníamos en mente imágenes del parque de Buda que se veía realmente fenomenal localizado a 25 kilómetros de Vientiane cuya construcción comenzó en 1958 e incluye estatuas hinduístas y budistas.
La visita a este parque que parece salido de un sueño surrealista me pareció fascinante, con sus más de doscientas figuras impresiona e invita a quedarse horas contemplando el paisaje desde lo alto de su más grande escultura que simboliza el infierno, el cielo y la tierra y a la cual se puede acceder por su boca para ser devorado por la fantasía que envuelve este lugar.
Al regreso de esta maravilla de lugar pasamos por la gran estupa de Pha Tha Luang, un templo budista que se dice se construyó en el sigo I bajo la fe hinduísta y que según la leyenda tiene una reliquia de Buda. Este gran edificio dorado con 45 metros de altura es impresionante e imperdible, además, se encuentra rodeado por cientos de estatuas de Buda que hacen que la visita sea aún más interesante. Si bien, había leído que Vientiane solo sirve de paso para conocer Luang Prabang nosotros estábamos pasándola muy bien y descubriendo un país que por completo desconocíamos.
La fé budista es muy importante en Laos, aproximadamente un 70 porciento de su población la practica y la mayor parte de los hombres en algún momento de su vida se incorporan a la vida de monjes aunque sea por unas semanas, así que es común ver en la calle monjes caminando y hermosos templos con una arquitectura muy singular por todos lados en Laos.
Laos vivió como colonia francesa casi sesenta años y Vientiane brinda un vivo testimonio de dicha ocupación. Su avenida principal cuenta con varios edificios de arquitectura francesa y por su puesto su propio arco del triunfo una mezcla de arquitecturas que vale la pena visitar en la capital laosiana.
Acabábamos de comenzar nuestra aventura en Laos y ya estábamos completamente sorprendidos con su basta oferta cultural, además de unas clases de algo como aerobics al lado del río para cerrar el día con un majestuoso atardecer.
Vientiane es una capital con aires pueblo playero pero sin mar. Un destino auténtico, sin demasiado ruido, amigable para el turismo, con poca dificultad de comunicación ya que el inglés esta bastante difundido en los restaurantes y los medios de transporte (léase Tuk tuks).
Nuestro primer día de turisteo, nos dejó un gran sabor de boca, pero prácticamente habíamos visto todo en esa pequeña ciudad,
Al siguiente día nos dimos a la tarea de visitar algunos templos más para nuestro deleite y disfrutar de la tranquilidad de su interior refugiándonos un poco del calor, irónicamente, después de tanto tiempo que nos sirvieron como alivio del frío.
Vang Vieng.
En medio de carreteras intransitables, llenas de curvas se encuentra una parada obligada si estás en Laos y vas desde Vientiane a Luang Prabang.
Vang Vieng es un pueblo muy pequeño que se encuentra al lado del rio Nam Song, muchos años fue transitado por turistas en busca de una gran fiesta junto al río, en el cual puedes bajar montado en una especie de dona neumática dando como resultado de la combinación fiesta + rio una elevada cifra de muertos a lo largo de los años, hasta que el gobierno se interesó en cambiar la cara al lugar, ofreciendo mucho ecoturismo y teniendo un poco más de control en cuanto a los excesos.
A nosotros nos vino como anillo al dedo, después de cuatro horas de camino en una minivan llegamos al hogar del tubing laosiana por excelencia. El sentimiento vacacional que traíamos en Laos no hizo más que acrecentar y los espectaculares paisajes que ofrecen las montañas al que acompañan el río a lo largo de su cauce nos acompañaron en nuestra estancia.
Puede parecer un pueblo fabricado para el turismo y probablemente lo sea, pero tiene una esencia diferente a lo que había encontrado en otros lugares parecidos por el mundo. Nuestro alojamiento comandado por una mujer empoderada y emprendedora estaba bastante bien y ofrecía todas las comodidades que pudiéramos necesitar incluyendo cerveza barata.
La experiencia del tubing fue algo muy relajante, y es que descender por el río en época que no es de lluvia y casi sin corriente nos llevó poco más de tres horas, en las cuales nos perdimos en los paisajes escuchando de vez en vez a los grupos de turistas japoneses y chinos en kayak que nos rebasaban y parecían incapaces de resistir la tentación de mojarnos.
Nuestra escala en Vang Vieng de resumió en descanso y disfrutar la naturaleza que nos rodeaba. Ya necesitábamos algo así. Sentarnos a ver el atardecer y los pequeños botes pasar por el río es algo que podríamos hacer por semanas.
Luang Prabang
Otras cinco horas en carreteras igualmente descuidadas nos llevaron a nuestro último destino en este encantador país.
Esta pequeña, pero muy pequeña ciudad fue la capital del país hasta 1975, a diferencia de Vientiane, aquí no hay influencia occidental así que conserva un estado más puro.
Como era de imaginarse está ciudad está llena de templos y también rodeada de ríos, es como un resumen de las buenas cosas que hay que ver en Laos.
Monte Phou Si
Este monte de cien metros de altura cuenta con varios templos en su camino y algunas estatuas de Buda en todas sus presentaciones. Como ya somos viejos amigos a lo largo del recorrido saludamos las estatuas y entramos los templos refrescarnos, el camino no fue muy pesado y en menos de una hora llegamos, nos quedamos en la cima viendo el horizonte y ciudad desde las alturas otra media hora y continuamos nuestro camino.
Nos volvimos a nuestro hostal, donde después de mucho tiempo felizmente pusimos ropa a lavar. No crean que apestábamos, pero fue genial ver casi toda nuestra ropa limpia.
Al siguiente día aprovechamos para visitar el palacio real donde no está permitido tomar fotos, pero su interior es increíble. Lleno de pinturas y mucho color; ese edificio fue una de las grandes sorpresas del viaje.
A lo largo de la calle principal hay bastantes templos budistas cada uno más impresionante que el anterior, simplemente fascinante.
Una vez en Bhutan un guía nos dijo que no quería llevarnos a demasiados templos porque no quería que nos saturáramos, o en sus palabras get templed out. Aquí estoy, no se cuantos templos después lleno de fascinación ante la capacidad de los humanos para construir centros de adoración.
En uno de los templos permitían acompañarlos en su oración vespertina, por lo cual nos apresuramos a comer algo porque queríamos estar presentes.
Un menú vegetariano bastante rico y barato nos asaltó en la calle y no tuvimos más opciones que darle toda nuestra hambre.
Cuando volvimos al templo nos abordó un monje para preguntarnos en su escaso inglés de dónde veníamos, no tuvimos oportunidad de hablar mucho con él por nuestro bajo nivel de laosiano y porque comenzaba la oración.
Un monje adulto y dos pequeños comenzaron a recitar los sutras que leían de un libro impreso. Nunca había tenido la oportunidad de presenciar algo así, por eso tenía mucho interés en poder atestiguarlo. Para el Budismo es muy importante la capacidad de estar presente, sin distracciones. Hice mi máximo esfuerzo por estar ahí en mente y cuerpo los veinte minutos que duró su canto. La experiencia la recomiendo completamente, al salir del templo me sentía genial, fue la primera vez que pude estar en posición de meditación sin sentir un terrible dolor al terminar y me encanta pensar que fue por mi estado de extrema consciencia.
Ceremonia de entrega de limosnas.
En Luang Prabang existe una hermosa tradición desde el siglo 14; los monjes de todos los templos salen al amanecer a realizar una caminata para recaudar los alimentos diarios que los pobladores quieran ofrecerles. Si tomamos en cuenta los años que tiene este ritual, es impresionante que por tanto tiempo los fieles de generación en generación hayan continuado la tradición de levantarse a hacer comida para los monjes y entregárselas de rodillas.
El lado malo.
En este caso el turismo se puede llegar a desbordar y cosas que nos parecen de sentido común no lo son para muchos, así que te puedes topar con algunos usando cámaras con grandes lentes y utilizando flash para fotografiar a los monjes a centímetros de su cara, algunos otros poniendo sus cámaras de vídeo en donde pasará la procesión de monjes a recibir donaciones o sacándose selfies, gritando o quejándose en Tripadvisor por que «los monjes pasan demasiado rápido, apenas se detienen y no es posible echar una foto buena»… El facebook es el facebook.
Si quieres participar en esta ceremonia es válido, pero ten sentido común y no seas inoportuno.
Al amanecer, todos días las calles de la ciudad se llenan de color naranja por las ropas de los monjes y el color del sol al amanecer, un turismo responsable permitirá que esto siga pasando. Me encantó estar ahí, me maravilloso vivirlo y espero que no sea algo que se detenga pronto.
Laos es un grandioso país para visitar, del primer al último minuto disfruté estando ahí, ha sido un refresco para este viaje de aprendizaje y descubrimientos, su hermosa ceremonia de entrega de limosnas nos recuerda que para poder ser Buda primero hay que ser humano.
Chris
Siempre es gratificante leer sobre lugares y viajes. Estos blogs nos acercan un poco a lugares lejanos y nos permiten imaginar que también visitamos ese sitio a medida que es narrado. Sin lugar a dudas Laos parece un lugar sumamente espiritual e interesante. Bellas fotografías!
Me gustaMe gusta
Gracias! Nuestra intención es transmitir lo que vemos para que quien lo lee de anime a darse una vuelta por esos lugares.
Saludos
Me gustaLe gusta a 1 persona
saludos 😀
Me gustaMe gusta