Algo que siempre había querido saber de Japón en general y de Tokio como gran metrópoli en particular es como llevan su vida religiosa.
Sensō-ji
Nos levantamos con la idea de visitar el templo Sensō-ji, algo que me emocionaba bastante pues ha sido un lugar que siempre he querido conocer.
Para llegar allá tuvimos bajar en la estación Asakusa, un viaje bastante corto si sabes cómo funciona el sistema de transporte de Tokio (eso se merece un post completo).
Cuando llegamos al complejo nos abordó una chica para ofrecernos servicio de Rickshaw por los alrededores por 17500 yenes una hora (aproximadamente 150 dólares). A pesar de tan generosa oferta Sandy le explicó que salía un poquito de nuestro presupuesto diario y la chica amablemente nos dejó continuar el camino.
Unos metros adelante vimos la puerta Kaminarimon llena de gente haciéndose fotos y chicas vestidas de Geisha, ya que, muy cerca de ahí hay un barrio hogar de estás dedicadas mujeres.
El templo fue construido cerca del año 645 y como casi todo en Tokio fue destruido durante la segunda guerra mundial y reconstruido después.
El complejo de templos es mágico y bastante impresionante. Estuvimos un par de horas ahí disfrutando del lugar y sintiéndonos parte de él. Cuenta con varios edificios, una estupa de cinco pisos, altares, impresionantes puertas de entrada, estatuas dedicadas a deidades nudistas y sintoistas y mucha, mucha espiritualidad. Sin duda es un lugar que debes visitar alguna vez en la vida.
A lo lejos, desde el templo se puede ver un símbolo del modernismo de la ciudad y el poder del líder asiático.
SKYTREE
La torre SKYTREE con 634 metros de altura es uno de los edificios más grandes de mundo, casi el doble que la torre Eiffel, no pudimos resistir la tentación de observar Tokio desde los aires.
Como no estaba muy lejos (menos de 2 km) decidimos ir a pie.
Personalmente, recomiendo caminar lo máximo posible en los viajes, siempre que la seguridad te lo permita. Caminar, permite alejarse de los lugares turísticos y conocer el verdadero día a día de una ciudad, te puedes encontrar con anécdotas fuera de tu plan de viaje que enriquecerán tu experiencia.
Esta vez, pasamos fuera de un templo budista, donde unas señoras muy amables nos invitaron a pasar y así hicimos. La idea principal era que nos convirtiéramos al budismo; con paciencia, escuchamos su conversación y una de ellas contestó nuestras preguntas.
Algo que me gustó mucho de la explicación de su doctrina es que se hacen responsables de su propia felicidad.
Me dijo algo así: «Tú, en este momento eres una persona feliz, haz realizado muchas acciones para poder serlo. Piensa en tu futuro y actúa de acuerdo a cuánta felicidad quieres alcanzar. Nosotros creemos que tenemos que sembrar buenas acciones para poder encontrar la iluminación y ser felices»…
Con este pensamiento en la cabeza nos fuimos al SKYTREE. La vista de Tokio desde los aires me ayudó a pensar las palabras de nuestra budista amiga. Aprovechamos para comer curry y tomar una cerveza en el restaurante de los cielos.
Después de ahí, fuimos al barrio de productos electrónicos, pero esa historia la contaremos en otro momento.
Las buenas acciones conducen a la felicidad. ¿Qué opinan?
Chris.
No imagino que tan alto debe ser el SKYTREE, si para mi la torre Eiffel era enorme! 😯 y qué palabras tan sabías de esa mujer budista! De hecho uno de los principios de la Terapia Gestalt nace del budismo!
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